Colours of Ostrava es un festival de música multigénero que se celebra en los alrededores de Dolní Vítkovice, justo a las afueras de Ostrava, en la República Checa. Este extraordinario espacio industrial, protegido por la Unesco, acoge un cartel igual de alucinante en el que no faltan ídolos pop ni leyendas del rock, además de dejar espacio a géneros musicales más contemporáneos.
El festival tiene una especial sintonía con las bandas latinoamericanas. Esta vez lo confirmó la participación de la banda colombiana Cimarrón, formada en el año 2000 para recuperar las raíces y difundir a nivel mundial el no tan conocido género del joropo.
Según cuenta Ana Veydó, líder y cantante de la banda, el festival checo les llamaba la atención desde Colombia porque se trata de un evento impresionantemente grande. Además, la directora del festival los convocó hace unos tres años para que participaran en el evento, pero debido a temas de agenda y los obstáculos que ocasionó el covid, lograron acordar su presencia para esta edición. Tanto a ella como a los demás integrantes de la banda les dio mucha alegría incluir a una tierra con tanta riqueza y tradición musical como Chequia en la larga lista de países a los que están haciendo llegar, poco a poco, las virtudes del joropo.
Joropo es el nombre que se ha dado a un género de música que se comparte con Venezuela, sobre todo en los llanos. Es una música que se hace con arpa, cuadro, maracas y bajo. Sin embargo, Cimarrón desde sus inicios ha ido más allá de lo local, de la región, incluyendo otros instrumentos, como el zapateo, el cajón peruano, el surdo brasilero y la tambora de la costa colombiana. Todo eso ayudó a potenciar la masa acústica de la banda, sin perder la esencia del género.
La banda fue un sueño que Ana logró hacer realidad junto a su pareja Carlos Rojas, un arpista y compositor del pueblo San Martín que formó parte de la delegación de músicos folclóricos colombianos que acompañó a Gabriel García Márquez en el evento de recepción del Premio Nobel de Literatura en Estocolmo. Con él dirigieron y trabajaron sin descanso en la banda, hasta que él falleció en el año 2020 de una afección cardíaca, dejando como legado artístico una agrupación por la que pasó una verdadera selección de músicos de la región. La banda empezó a hacerse conocida gracias a su participación en importantes festivales musicales de Malasia, Países Bajos, Escocia, Estados Unidos y Marruecos, y a sus actuaciones en prestigiosas salas culturales como la de Japón o la de Pekín. A la vez, logró ese reconocimiento por el trabajo de difusión de su líder Ana Veydó quien ha ido abriendo espacios y buscando eco por fuera de la región. A lo largo de 23 años de carrera, la apuesta escénica de Cimarrón ha cautivado a las audiencias de 41 países.
Cierta especie de distancia que tomó la banda respecto a los canales oficiales les brindó, como suele ocurrir, cierta libertad para no quedar a merced del uso político. Su propuesta ha influenciado mucho a los jóvenes porque, por ejemplo, fueron la primera banda en poner un bailador solo a zapatear, eso no existía porque tenía que ser con pareja, con mujer.
Además de colaborar con artistas de la talla de Aterciopelados, Carlos Vives y Juanes, la banda ha sido nominada a los premios Grammy en 2004 con ‘Sí, soy llanero’ como mejor álbum tradicional de músicas del mundo y al Grammy Latino en 2020 por su álbum ‘Orinoco’. En este momento están de gira por Europa, concentrados, sobre todo, en el Reino Unido.
Como agrega Ana, en los escenarios donde paran hay muy pocos latinos, los ve más bien el público de ciudades locales, y esa ha sido la manera de ir abriendo caminos para géneros que a veces son invisibilizados incluso en los mismos países donde los artistas viven. En Colombia, el joropo no es la música más conocida y del mundo menos porque si se habla de Colombia, se habla de la cumbia, del vallenato, otros géneros.
De hecho, la banda Cimarrón ha tocado más veces en el Reino Unido que en Colombia. Al mismo tiempo. Eso les ha brindado una fuerte presencia en medios ingleses tan prestigiosos como el Financial Times. Y no solo para hacer ver el joropo, sino toda una región que necesita ser visible con todos los problemas que tiene Latinoamérica, a veces con una imagen negativa. Quieren mostrar que son más de lo que han sembrado de ellos como imagen.
Cimarrón ya había actuado anteriormente en Chequia, en el festival de música del Castillo de Námest nad Oslavou en el año 2011. Por ese entonces, tenían la sensación de que los checos eran algo rígidos, y por eso les sorprendió que hubiera un público tan joven que bailara y saltara con sus canciones. Esa misma sensación se incrementó aún más luego de una inolvidable participación en Colours of Ostrava que terminó por confirmarles que el público checo es muy receptivo a otras sonoridades.
Fuente: adaptado de Radio.espanol.cz (Juan Pablo Bertazza). Foto 1-2, foto 3.