Praga como galería de arte del escultor David Cerny

Así como en Praga se ofrecen recorridos temáticos sobre distintos períodos de la historia, fantasmas y cervezas, sería posible trazar un itinerario con las múltiples obras que el escultor David Cerny viene realizando, instalando y exponiendo, hace varias décadas, en diversos puntos de la ciudad. Desde su época más provocadora cuando, luego de la Revolución de Terciopelo, pintó de rosa un tanque soviético en la entrada del Jardín de los Kinský, hasta esta actualidad en la que, en protesta contra la guerra actual, pintó con los colores de Ucrania otro tanque soviético expuesto en ese mismo sitio.

A pesar de ser tan distintas entre sí, casi todas sus obras tienen la particularidad de identificar inmediatamente a su autor, gracias a un estilo propio que mezcla reflexión y una intención lúdica tan extrema que suele despertar admiración y rechazo en partes iguales. El nombre de Cerny también está circulando fuera de las fronteras de Chequia. En el extranjero se lo conoce por haber hecho de Praga una especie de galería propia: con obras que se exponen al aire libre, como los famosos bebés de la isla de Kampa, y otras bajo techo como es el caso del célebre caballo invertido del pasaje Lucerna.

Si bien hoy está considerado uno de los escultores más importantes del país, durante mucho tiempo, le desagradaba la idea de convertirse en artista. Incluso tiene formación universitaria en física y electrónica aunque, durante sus estudios se dio cuenta de que prefería hacer cosas más creativas, siguiendo los pasos de sus padres, ya que su madre era restauradora y su padre pintor. No obstante, sus padres querían que se dedicara a la ingeniería de construcción.

Lo interesante es que aquel deseo de sus padres en algún punto parece haberse cumplido ya que muchas de las obras de Cerny cuentan, justamente, con una compleja ingeniería en tanto, lejos de ser objetos estáticos, suelen abordar o incluso plasmar la idea del movimiento. Así sucede con los dos hombres orinando el territorio de República Checa, en la obra Trifot basada en una novela de ciencia ficción de John Wyndham y, sobre todo, en una de las más famosas: la cabeza giratoria de Franz Kafka, uno de los principales referentes de Cerný junto a Sigmund Freud, otro célebre judío a quien también homenajea con la estatua colgante de la calle Husova en pleno centro histórico.

La cabeza giratoria de Kafka mide once metros y pesa casi cuarenta toneladas. Lo que no se sabe tanto es que tiene una especie de hermano gemelo en Charlotte, Carolina del Norte, que se llama Metalmorfosis. Además, en apenas unos meses se va a inaugurar en Los Ángeles otra obra muy similar que en este caso remite a un genio del séptimo arte, David Lynch.

Cerny le dio a la ciudad también la existencia de Meet Factory, un espacio que él mismo fundó y dirige y se ha convertido en la usina artística más conocida de Praga. A esas construcciones emblemáticas de Praga, pronto se sumará un particular edificio en Karlín, justo enfrente de Invalidovna, que se denomina Fragment. Nuevamente, se trata de una obra monumental que, sin lugar a dudas, marcará un punto cúlmine en esa síntesis de arte e ingeniería que supone la obra de Cerný. Es que en este caso se trata directamente de un complejo de viviendas que cuenta con la presencia estelar de Lilith, una mujer gigante de 24 metros de alto y 35 toneladas que sostiene el edificio y tiene una cabeza móvil que gira a la medianoche.

Fuente: adaptado de Espanol.radio.cz (Juan Pablo Bertazza). Foto 1foto 2foto 3.